Desde que se ha hecho pública la noticia de su reaparición, José Miguel Arroyo Delgado está pegado al teléfono. “Con lo tranquilo que vivía y ahora de nuevo con las entrevistas y demás. Pero bueno, es bonito”, asegura el torero madrileño.




Joselito asegura que todo comenzó la temporada pasada en la misma plaza donde reaparecerá, Istres. La idea surgió de Morante de la Puebla. “José Antonio toreó una corrida de toros mía y por la noche cenando, hablamos y me confesó que le hacía mucha ilusión torear una corrida de toros conmigo. Yo le dije que no, que no estaba preparado ni mentalizado. Este invierno volvió a repetírmelo un par de veces y claro… entre eso y que Bernart Marsella y César Pérez, los empresarios de la plaza, son amigos míos desde que éramos chavalines y también me lo pidieron, al final me empezó a ilusionar el tema y comencé a fraguarlo en mi mente y ahí está la decisión. Entre los tres han sido capaces de ilusionarme, además yo soy consciente de lo que voy a hacer porque no estoy loco ni soy gilipollas”.


¿Y después de Istres, hará Joselito temporada? “No”, contesta con rotundidad aunque deja una puerta entreabierta… “de momento esa es mi intención, lo único que sé cierto es que me voy a morir algún día, lo otro no sé”. ¿Cómo ha caído la noticia entre los suyos?, cuestionamos. “Mi mujer me quería matar y con razón, pero entiende que es un día solo. Mi padre me ha dicho, ¿qué necesidad tienes? Le digo que mi necesidad es la ilusión. Mis hijas todavía no lo saben. Hasta hoy muy poca gente lo sabía, guardé un pacto de silencio. Lo sabían los empresarios, Morante, Antonio Barrera y por mi parte, mi mujer y mis padres, nadie más".

Joselito afirma haber empezado a entrenar aunque de manera muy suave: “He empezado a correr un poco y a torear alguna becerra, pero no he hecho ninguna preparación excesiva. Lógicamente me voy a preparar para estar lo mejor que pueda porque mi ilusión es dar diez lances con el capote y veinte muletazos”.




Desde que toreó el festival de Adrián Gómez en 2009 hasta mayo del año pasado cuando toreó una becerra, admite “no haber vuelto a coger un capote ni una muleta. No me apetecía, no me llamaba la atención torear”. Un parón de cuatro años que notó y mucho. “Los primeros días me faltaba ese tacto, no medía igual las distancias ni la velocidad, el cuerpo no está acostumbrado a los movimientos y me dolía la cintura, los brazos… hasta el alma”.

Todavía no tiene claro qué cuadrilla le acompañará, “estoy dándole vueltas”. Admite que para la ocasión no estrenará vestido, sino que tirará de armario. “Me estoy tirando un farol porque igual no soy capaz de enfundármelo. Espero que sí”.

 




Texto Aplausos.


 Joselito 2 de mayo 1996